Por Karina Perez

Hace una década atrás, si revisábamos la propuesta de un programa de MBA de una Escuela de Negocios, era altamente probable que estuviera dirigido a ingenieros comerciales, civiles industriales o afines. Hoy, los numerosos programas existentes están conformados por un variopinto de profesionales. ¿Qué sucedió? ¿Qué efectos ha tenido ese cambio de foco?

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La oferta de programas creció y, por lo tanto, la competencia; además, profesionales de áreas distintas a las “comerciales” comenzaron a interesarse en obtener un MBA para asumir tareas directivas o proyectarse profesionalmente. Por esto, las Escuelas de Negocios se vieron en la necesidad de ampliar la oferta hacia otros públicos, modificando sus convocatorias y mallas.

El resultado obvio de la apertura fue un aumento en las matrículas. No obstante, hubo un impacto más significativo en términos del proceso formativo. La incorporación de miradas multidisciplinarias y de experiencias profesionales desde campos tan variados como ciencias sociales, jurídico, educación o ciencias biológicas, por mencionar algunos, permitió enriquecer la experiencia y fortalecer un conjunto de habilidades “blandas” que hoy tienen un rol clave.

Aun cuando no fuera un objetivo explícito o necesariamente buscado, la transformación y la apertura de los programas permitieron añadir valor a los mismos. Así, quienes han participado en MBA con estas características tienen terreno ganado para enfrentar los desafíos laborales de una era con empresas altamente globales, con entornos colaborativos y multiculturales, y también con líneas cada vez más difusas respecto a los roles y funciones a desempeñar.

Tanto a nivel personal como en mi rol de directora general de Robert Half, me ha tocado conocer profesionales con experiencias de este tipo, sea en MBA u otras iniciativas con fuertes componentes de diversidad. Efectivamente, se constata el desarrollo de un conjunto de habilidades que hoy son altamente valoradas, como la disposición al trabajo colaborativo o la flexibilidad para adaptarse a entornos cambiantes, por mencionar un par.

Sea en programas formativos, grupos sociales o programas de voluntariado, el participar activamente en entornos con personas diversas contribuye a desarrollar o fortalecer las habilidades que el siglo XXI nos demanda. El desafío es claro y las oportunidades están.

Creando un equipo ganador

Alcanzar nuevos niveles de eficiencia y productividad se ha convertido en una necesidad, permitiéndole a las empresas mantenerse actualizada en su área, en un mercado competitivo – y sus gestores son responsables por motivar y asesorar a cada uno de los individuos en pos de obtener la mejor performance del equipo para la empresa

 
Karina Perez, es Managing Director de Executive Search en Robert Half para los Países Bajos