Uno de los desafíos más importantes para quienes ocupan cargos de liderazgo se relaciona con la capacidad de estos profesionales de impactar, inspirar y motivar al equipo que está bajo su responsabilidad.
Se trata de una labor fundamental para alcanzar los objetivos. Y aunque parezcan capacidades sencillas, requieren de sólidas habilidades blandas, que hoy han ganado mucho terreno y que son claves para un líder.
Componentes del liderazgo auténtico
Las culturas empresariales han privilegiado por décadas la idea de ejercer el mando sobre el liderazgo. De imponer a la distancia en vez de consensuar recurriendo a una gestión que incluya la inteligencia emocional.
Pero actualmente, las empresas valoran cuatro comportamientos que son catalogados como esenciales para ejercer un liderazgo auténtico y eficaz. Se trata de habilidades blandas que permiten impactar mejor al equipo y guiarlo hacia mejores resultados.
1. Autoconciencia
La primera clave para un liderazgo auténtico se relaciona con conocerse a sí mismo. Para liderar a otros, primero es fundamental tener un alto nivel de autoconciencia, la cual se puede entender como la capacidad de revisar nuestro interior para descubrir elementos innatos o adquiridos que permitan ayudar al desarrollo propio y de los demás, reconociendo aquellos que hay que mejorar.
Por otro lado, al ser una habilidad consciente, se es capaz de dimensionar el impacto y la influencia que emana de quien ostenta la posición de liderazgo hacia los integrantes del equipo y cómo esto impacta y transforma el entorno.
2. Transparencia relacional
Otra de las claves para apuntar a ser un líder auténtico se relaciona con la transparencia en el accionar. Dicho de modo, establecer una entre lo que se piensa, se dice, se hace y se siente. Eso, en definitiva, establece una conducta y el modo como un líder se relaciona con los demás, de manera transparente, aumentando su credibilidad en las relaciones con los equipos que están a su cargo.
3. Procesamiento balanceado
Al tomar decisiones, se requiere un equilibrio entre lo racional y lo emocional. Este balance es lo que permite ponderar las diversas opciones en un momento dado, dejando de lado modelos mentales propios para incorporar información valiosa de los demás que permita llegar a decisiones donde prime el consenso.
4. Perspectiva moral
El cuarto componente relacionado con lo que actualmente se relaciona con un liderazgo auténtico es el apego del líder a sus principios.
Un líder tiene que estar dispuesto a ejercer su autoridad basándose en buenas prácticas, lo que le permitirá reforzar la coherencia de sus actos y la creación de un ambiente de confianza con el equipo, siempre en sintonía con valores fundamentales.
De esta manera, es posible generar un liderazgo auténtico, integrando, apoyando, estimulando, motivando y creando una identidad con valores positivos. Esta forma de liderar genera resultados tanto para la empresa que los impulsa como para los profesionales que integran todo el equipo, quienes son parte fundamental del proceso.
El liderazgo ha evolucionado a lo largo de las décadas y actualmente se reconoce que liderar es establecer una serie de aspectos que posibilitan la generación de un equipo sólido que ve a la figura del líder como uno ente clave tanto para la toma de decisiones como para su participación en la consecución de los objetivos.
La figura de un líder distante, que manda y se sienta a esperar que los demás hagan el trabajo, ya no es valorada. La idea que impera hoy es la del líder que también se involucra, que ordena, pero lo hace desde la perspectiva del consenso, de la racionalidad, de la empatía. De reconocer que debe definir cosas, pero que sin el apoyo, la experiencia y el compromiso de su equipo, será muy difícil alcanzar las metas y proyectarse hacia el futuro.