En su tarea de seleccionar a los mejores talentos, los reclutadores se enfrentan diariamente al dilema de tener que elegir a los mejores candidatos para un puesto determinado. Y en su toma de decisiones, deben decidir entre elegir a un candidato que actualmente se encuentra trabajando o uno que está desempleado.
Con frecuencia se discute sobre los prejuicios que existen a la hora de tomar esa decisión, ya que existen ciertas nociones preconcebidas al respecto. Un ejemplo es que si un candidato fue despedido de un trabajo es porque hizo algo mal. También se estima que puede ser un mal empleado por el hecho de haber renunciado a un trabajo sin tener otro listo. Sin embargo, en muchos casos, la lógica del reclutador es asumir que el candidato que está trabajando ya pasó antes por otra evaluación que derivó en su contratación, validando su idoneidad para un determinado cargo.
Pero siguiendo esa lógica, podríamos estar ante un candidato cesante que podría ser ese genuino talento que resulta tan difícil de encontrar. ¿Qué hacer entonces para revertir ese estigma y no dejarlo pasar y perderlo de vista?
Busca entre los desempleados
No se trata de abandonar la búsqueda de talentos entre los profesionales que están trabajando y centrar la selección apenas entre quienes están cesantes. La idea de fondo es tener siempre presente la complejidad que significa encontrar profesionales talentosos. Además, la tasa de desempleo tiende a aumentar, por lo que motivar a los desempleados a participar de los procesos de selección generará una sinergia de inclusión y ampliará las opciones de búsqueda. Es probable que entre los profesionales sin trabajo existan muchos que están en esa condición por alguna circunstancia puntual o una elección personal y no por haber hecho algo mal en su trabajo anterior.
Valorar la experiencia personal
¿Cuánto vale la experiencia de vida de un profesional? El hecho de estar fuera del mercado laboral permite a quien ha estado cesante por mucho tiempo forjar un carácter, visualizar mejor sus puntos fuertes y debilidades y aprender sobre sí mismo. Todo esto se convierte en ingredientes muy difíciles de encontrar en quienes se encuentran trabajando, por lo que incluir a los desempleados puede ser un ejercicio muy potente para encontrar un talento único.
Trabajar la empatía
Nadie está libre de perder el trabajo alguna vez. A menos que no necesites trabajar nunca, la posibilidad de ser un cesante más siempre está latente. Por lo tanto, lo importante a la hora de buscar y seleccionar un candidato es valorarlo en su conjunto, evaluar su experiencia laboral, el valor agregado que pueda proporcionar, las habilidades blandas que posea.
El hecho de estar sin trabajo por un período prolongado no debe ser asociado exclusivamente a falta de competencias. Por el contrario, puede explicarse por una necesidad de cuidar a un familiar enfermo, por haber tenido un hijo, por un viaje de estudios, un año sabático o tantas otras razones.
Antes de excluir a un gran grupo de personas competentes, simplemente por no estar trabajando, acusa una falta de empatía que un seleccionador no puede permitirse. Ponerse en los zapatos de quien busca trabajo puede resultar muy beneficioso para adelantarse a los competidores y encontrar reales talentos para una empresa.