El mundo está inmerso en una crisis sanitaria provocada por la diseminación del coronavirus. Y en medio de ella, asoma otra situación crítica: la económica, que amenaza con una recesión histórica y un derivado que nadie quiere, el desempleo.

Chile no está ajeno a esta realidad. De hecho, podemos observar una coexistencia de ambas crisis. A raíz de los efectos de la pandemia, muchas empresas han visto obstaculizado su normal funcionamiento y reducidos sus ingresos, lo que ha provocado la desvinculación de profesionales. Una decisión muy sensible y extremadamente difícil que lleva a la pregunta, ¿cómo manejar un despido?

Un enfoque humano

Las empresas que tienen un genuino compromiso con la formación de un equipo de talentos y la creación de valor, deben considerar profundamente que cualquier decisión que se tome en este período de crisis debe apuntar a crear aún más valor y no destruir el que ya se tiene.

Bajo esta lógica, si una empresa se enfrenta a la necesidad de despedir a un profesional, el camino debe ser uno que considere tanto al individuo que se tendrá que ir como a los que se quedan, así como a aquel que tendrá la desagradable misión de comunicar la noticia.

Ante la encrucijada del despido, es fundamental tomar esa decisión de manera coherente con el propósito, valores, estilo gerencial y cultura organizacional que ya se ha construido, con todos los desafíos y dificultades que eso conlleva. De esto se desprende que es un error manejar la situación tratando a los profesionales como comodities, ya que se corre el riesgo de crear una cultura donde las personas son simples monedas de cambio, que van y vienen según los vaivenes y necesidades de la empresa.

¿La gran clave? Nunca olvidar que se trata de personas. El valor humano debe primar ante todo en una circunstancia tan delicada.

Antes del despido

La pandemia del coronavirus está obligando a las empresas a tomar una serie de decisiones que no estaban previstas con relación al equipo.

Sin embargo, hay que tomarlas y, para eso, es necesario considerar cuatro factores indispensables: tomar decisiones con miras al mediano plazo, pensando en el escenario post pandemia; usar el pragmatismo, sin caer en el pánico; generar confianza y seguridad para el grupo humano que se quedará en la empresa; definir con sentido de oportunidad, para evitar la parálisis provocada por analizar demasiado las cosas.

Además, el despido debe ser realmente la última alternativa. Siendo consecuentes con la preocupación por las personas, esa decisión debe llegar después haber analizado opciones como, por ejemplo, el recorte de gastos innecesarios. También vale la pena aplicar recortes de salarios, que además mandan un mensaje muy potente con un ejemplo que venga primero desde la alta gerencia, para luego pasar al resto del equipo con reducciones de bonos u otras medidas, como reducciones de jornadas o vacaciones anticipadas.

Una decisión irrevocable

Si la decisión del despido no presenta ninguna alternativa para evitarla, deberá hacerse de una forma totalmente alineada a los principios de la empresa, mostrando que no es una decisión arbitraria o injusta.

También debe estar envuelto en un valor fundamental, la verdad. Y esta debe ser congruente con todas las partes. El buen trato, la calidez al momento de dar la noticia y la transparencia en la forma de comunicar la noticia son otros factores que hay que considerar para realizar un despido con criterio humano.

Finalmente, el gerente o responsable de comunicarse con el afectado debe asumir y aceptar posibles reacciones negativas al respecto. Para eso tiene que ofrecer apoyo para el manejo de la frustración que genera una desvinculación, aún más en un escenario como el que está viviendo el país durante esta pandemia. Preguntarse qué se puede hacer para apoyar a quien fuera un profesional que aportó al equipo puede ser una excelente manera de solidarizar. Herramientas de capacitación, un paquete de apoyo, alternativas de reubicación son algunos ejemplos creativos para manejar la situación y, además, dar un ejemplo al resto del equipo, que tendrá la duda de qué pasará a continuación, al asumir que el riesgo ahora lo tiene uno de ellos.

Gestionar el talento humano de buena forma durante una situación tan traumática como un despido también se convertirá en un activo tanto para quien lleva a cabo esta tarea como para la empresa. Además reafirmará el liderazgo necesario para sortear este período y para trabajar a futuro al frente del equipo.

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