Aspirar a cargos ejecutivos y de alta gerencia es un objetivo natural de cualquier profesional. Sin embargo, en el caso de las mujeres la situación es desigual. Incluso existe la expresión “techo de cristal”, acuñada por Marilyn Loden, en 1978, que describe esta dificultad de ascender laboralmente.
Según Standard & Poors, apenas el 4,8% de los CEOs de las empresas top que figuran en su ranking son mujeres. Pero aunque la cifra tiene una lectura desalentadora, abre espacio para enormes oportunidades, amparadas en la tendencia mundial de reconocer la igualdad de género en el ámbito profesional, destacando la capacidad de las mujeres para ocupar posiciones de alta gerencia y toma de decisiones.
Sin embargo, en algunos casos la proyección profesional de las mujeres se ve truncada por errores inconscientes que, literalmente, pueden sabotear sus carreras.
La terapeuta y coach laboral, Lois P. Frankel, presenta en su libro “Nice girls don’t get the corner office: unconscious mistakes women make that sabotage their careers” (Las chicas buenas no consiguen la oficina de la esquina: errores inconscientes que las mujeres cometen y que sabotean sus carreras profesionales) una serie de ejemplos, tomados de su propia experiencia asesorando a ejecutivas en Estados Unidos, que afectan negativamente tu marca personal.
Seleccionamos algunos de ellos para que los tengas en cuenta y trabajes sobre ellos para evitarlos, recordando que no son errores exclusivos de las mujeres, pero se reiteran más en ellas que en los hombres.
1. Evitar la competencia
El trabajo debe tener un buen clima laboral, pero eso no evita que sea un campo de competencia. Para crecer profesionalmente, encarar la relación laboral de manera competitiva es una necesidad para evitar que otro tome tu lugar o asuma tus responsabilidades.
2. Hacer el trabajo de otros
El trabajo en equipo supone la ejecución de una determinada tarea por parte de cada individuo que lo compone. Por lo tanto, si alguien no cumple con su parte, no es tu obligación hacerlo por esa persona, sino reportar esta situación que, a la larga, perjudica el desempeño y la concreción de los objetivos de la empresa. Y lo que es peor, trabajarás el doble y los reconocimientos se los llevarán otros sin hacer ningún esfuerzo.
3. Minimizar logros
Cuando cumples un objetivo, no caigas en la falsa modestia. Decir que no fue para tanto, cuando realmente tu esfuerzo fue enorme, está mal. Es necesario hacer saber a los demás que el trabajo no fue fácil para generar un reconocimiento genuino y una valoración de la importancia que tienes para el equipo y la empresa.
4. Esperar recibir sin pedir
Hay personas que tienden a esperar que los demás reconozcan sus necesidades sin decirles absolutamente nada. Esta es una situación que traba el normal desarrollo de las relaciones laborales porque es muy difícil advertir lo que necesita otra persona mientras ésta se frustra al asumir que los demás no están pendientes de ella. Lo correcto es comunicar y revelar lo que uno quiere.
5. Asumir las culpas de los demás
En términos coloquiales, ser el chivo expiatorio del grupo. Si alguien comete un error, es su responsabilidad. Da lo mismo si es un compañero del mismo rango, un jefe o un superior, el asunto es que no debes asumir culpas de otros. Además de afectar tu autoestima, reducirá tu confianza hacia los demás y será un precedente que podrán empezar a usar en tu contra para salvarse cuando cometan nuevos errores.
6. Rechazar los grandes proyectos y responsabilidades
Si te eligen para encabezar un gran desafío, decir no es un grave error. La confianza y el reconocimiento hacia ti y tus capacidades que están implícitos en esa designación, por lo que responder a eso con un no, probablemente significará que no contarán contigo en el futuro y le darán la oportunidad a otra persona del equipo.
7. Colgarse el cartel de trabajólico
La vida personal es demasiado importante para dejarla completamente de lado en favor del trabajo. Aunque sientas que eres indispensable en tu labor y que nadie más es capaz de hacer lo que tú haces, debes saber que eso no es así. Debes equilibrar tu vida laboral y personal, sabiendo cuando es necesario hacer un esfuerzo mayor para cumplir con alguna tarea puntual o si está en juego tu futuro en la empresa. No trabaja más el que pasa más horas en la empresa, sino quien cumple su labor con eficiencia.
Estos errores son algunos de los más comunes, aunque la lista es larga. La clave para crecer profesionalmente radica en hacer valer lo que somos, mostrar nuestro carácter y capacidades cuando corresponde y no hacerse cargo de asuntos que no tienen que ver con nuestra responsabilidad o aceptar que se abuse que nuestra confianza y buena voluntad. Analizar qué y cómo actuamos es clave y bien podría, al final del día, definir si lo que hacemos va por buen camino o debemos hacer ajustes para reivindicar nuestra posición y status al interior de la empresa.
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