Por Karina Perez
Candidatos y elecciones son algunas de las palabras más comunes que escucharemos de aquí a diciembre, cuando se lleve a cabo la segunda vuelta presidencial, por lo que difícilmente podremos abstraernos de las conversaciones políticas cotidianas que se darán en reuniones familiares, con amigos y, por supuesto, en el lugar de trabajo.
Y es que se quiera o no, en época de elecciones el asunto tiende a inundar también las oficinas, donde es común encontrar diferentes visiones y maneras de defender las ideas.
¿Cómo lograr un diálogo político constructivo, que no ponga en riesgo una relación laboral o la productividad de un equipo?
Es muy importante saber que en este tipo de espacios es muy importante no arriesgarse ni asumir que las otras personas piensan igual que uno. Se deben tener en cuenta ciertas señales, sopesar y medir las consecuencias antes de hablar.
Como segundo punto, es muy importante establecer que si será imposible mantener una discusión enriquecedora y que no se salga de los márgenes de la civilidad, mejor guardar silencio y desahogarse en casa. Por lo demás, no siempre es necesario involucrarse en un debate, por más que la otra persona insista en querer saber su opinión. No es un misterio la importancia que tiene el clima laboral en las empresas y cuando este se encuentra enrarecido o polarizado termina afectando el rendimiento de los equipos y el de la empresa también.
Independiente de si se coincide o diverge con la otra persona, es mucho más importante la forma en que se da la conversación y cómo se comparten las ideas.
Estar abiertos a escuchar al otro y entender su postura, así como preguntar si la otra persona está dispuesta a que le expliquen, es muy distinto a tratar de imponer o juzgar. Hay que ser respetuoso en la forma y en el fondo, mantener la calma y la serenidad, sin ironías o descalificaciones personales.
Aprender a enfrentar correctamente y de manera propositiva este tipo de temas delicados o sensibles es una manera práctica no solo para conocer más a los colegas, sino también para saber cómo manejar en el futuro otras conversaciones difíciles del ámbito laboral.
En caso de no aunar criterios y antes de que la conversación sea un total desastre, la recomendación es buscar una base en común. Por ejemplo, diciendo algo como “estamos de acuerdo en que se debe mejorar la educación en nuestro país, pero la forma de hacerlo la vemos diferente”. Luego de esto, lo conveniente es sutilmente trasladar el diálogo político hacia algún tópico neutro o que si tengan en común.
* Karina Perez es Managing Director de Executive Search en Robert Half para los Países Bajos