Por Karina Pérez

Recién efectuado el traspaso de la banda presidencial en nuestro país, se abren varias incógnitas sobre estilos de liderazgo, ajuste inicial del trabajo, recepción por parte de los empleados y cómo asumir el cargo desde el primer día. Y es que, al igual que el nuevo Mandatario, cuando un profesional asume un puesto ejecutivo de gran envergadura de un día para otro debe aprender rápidamente qué hacer y qué no en su nuevo puesto. Según los expertos, el tiempo de adecuación puede durar hasta 90 días.

Sin embargo, hay cosas sutiles y difíciles de visualizar y aprender. Una de las más importantes tiene que ver con las personas: no esperes que vengan a ti; ellas desean ser vistas y reconocidas. Entonces, camina por la oficina, preséntate y haz preguntas. Puede parecer raro al principio, pero conocer a los colaboradores es un primer e ineludible paso para construir credibilidad.

Ahora, si el recibimiento no es el esperado, no hay que desanimarse, pues es bastante lógico que el simple hecho del cambio de jefe provoque inestabilidad o inseguridad en el equipo, no es algo personal.

Asimismo, la atención del recién llegado estará concentrada en el nuevo equipo, pero no se debe olvidar ver “el todo”; es decir, para alcanzar las metas hay que estar seguro de entender que las funciones de cada miembro del grupo están alineadas con la misión y la estrategia de la organización. Compartir eso con los empleados los hará contribuir con su trabajo, pues la conexión entre ellos será mayor y tomarán mejores decisiones. Entonces, ¿cómo superar ese shock inicial? Acá van 4 consejos:

1. Celebra los logros: pregunta a cada miembro del grupo qué es lo que más le enorgullece haber hecho hasta hoy. Las respuestas te enseñarán sobre qué hace que el equipo sea fuerte. Celebra sus logros y agradece.

2. Entiende la cultura: a nadie le gusta oír que su cultura es equivocada, aun cuando sea cierto. Los cambios no pueden anunciarse y hacerse el primer día. Y de realizarse a corto plazo, se deben comunicar de la manera adecuada, generando confianza.

3. Arremángate la camisa: no dudes en ayudar al grupo que está bajo presión en algún proyecto con plazo acotado. Guíalos a tomar decisiones importantes y dales el ejemplo. Los líderes más potentes son éticos, honestos, colaborativos, creativos, empoderados, innovadores, dedicados y confiables.

4. Consigue las cosas: para que los empleados crean en lo que su nuevo jefe les dice y puedan confiar en su juicio necesitan respetarlo profesionalmente. Esto significa que tenga habilidades y capacidades demostradas, alguien con los conocimientos necesarios para el puesto.

* Karina Pérez es Managing Director de Executive Search en Robert Half para los Países Bajos