Los empleadores no son los únicos a quienes necesitas impresionar en una entrevista de trabajo. La relación entre un candidato y un reclutador puede ayudar o no a dar el próximo paso en tu carrera.

Es el reclutador quien tiene acceso a puestos que muchas veces no están en los buscadores y que posee contacto directo con la empresa que puede ser tu futuro empleador. Por esa razón, tener una buena relación con él es fundamental. Existen algunos motivos para que el reclutador te olvide. Ojo para no caer en esa trampa!

1. Deshonestidad

Por sobre todo. Los buenos reclutadores (eso queremos) harán lo que llamamos una evaluación 360 – no solo verificando a los gestores anteriores, pero también pares, subordinados y clientes, se es posible. Si estás mintiendo sobre tu experiencia, calificaciones o competencias, puedes perder tu oportunidad.

2. Falta de transparencia

La labor del reclutador es conocerte y cuanto más difícil sea, mas desconfiará. Sé franco, aún si se trata de asuntos que no quisieras hablar. No es raro haber tenido un conflicto personal o un problema en un trabajo anterior, pero si intentas esconderlo, se puede pensar que se trata de un patrón de conducta. Basta con decir lo que sucedió y lo que aprendiste de esa situación.

3. Grosería

Llegar tarde, conducta que no es coherente con un lugar de trabajo y todas las formas de faltar el respeto, seguramente son maneras de destruir tu relación con el reclutador. Ellos trabajan duro para colocarte en el puesto correcto y eso exige confianza y respeto mutuo.

No existe ninguna manera de continuar representando a alguien que pueda comprometer su reputación. “Si ellos me tratan mal, cómo van a tratar al empleador?”, piensa el reclutador.

4. Después de ser contratado, haces algo equivocado

Contratar a alguien es caro, por eso los empleadores esperan un buen retorno cuando invierten en un nuevo funcionario. Si de repente desarrollas problemas de conducta o eres deshonesto sobre algo que afecta tu capacidad para trabajar, comprometes la relación del reclutador con la empresa. Esos temas pueden incluir groserías, pereza, conflictos interpersonales, atrasos, insubordinación o simplemente incompetencia.

Todo se resume a una regla de oro: tratar a tu reclutador y empleador como te gustaría que te traten. Una buena relación con el reclutador puede ser un gran impulso para tu carrera. Con una buena relación, el reclutador se acordará de ti siempre que tenga un buen puesto, porque sabe que serás bueno para la empresa.

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